¿Cuándo es suficiente?
¿Cuándo ha llegado el momento de poner fin a una relación de pareja?
Muchas mujeres, me plantean que, haciendo revisión de las distintas relaciones de pareja que han tenido en su vida, hasta ese momento, se dan cuenta de que, tal vez, se quedaron demasiado tiempo en esas relaciones, no supieron cortarlas «a tiempo» e incluso no vieron la necesidad de hacerlo.
Todos sabemos que es difícil, cuando no, muy difícil, conocer a alguien que realmente nos guste, alguien con quién realmente conectemos y nos planteemos un camino juntos.
Es precisamente esta, una de las razones que nos frena a la hora de decidir poner fin a una relación.
Valoramos los pros y los contras, tanto de la persona como de la relación, y nos saboteamos a nosotros mismos sin pestañear. Ya que si el análisis no sale como esperábamos, nos decimos a nosotros/as mismos/as que esa persona, esa relación, es mucho más que un listado, que no podemos simplificar las cosas de ese modo ni convertirlo en una decisión que se parezca a si compramos una lavadora nueva o no.
Incluso usamos la célebre frase:
«El corazón tiene motivos que la razón no entiende«.
No me malinterpretéis, saber si una relación ya ha llegado hasta donde podía llegar no es sencillo, ni fácil.
Nos invade el miedo, el miedo a no estar haciendo lo correcto, a no tener motivos suficientes ni de peso para dejarlo, el miedo a estar sólo/a, y el miedo más penetrante aún de estar cometiendo un error del que nos vamos a arrepentir se cierne sobre nosotros como un manto que nos asfixia.
Plantéate esto, resulta esclarecedor:
¿En qué momento decides dejar tu trabajo y buscar uno nuevo y cambiar?
Cuando ya no aprendes nada nuevo, cuando no ves opción de avanzar y progresar, cuando ni si quiera ves opción de mantener el puesto y estatus que ya tienes,…
Contéstame ahora a la pregunta del principio:
¿Cuándo ha llegado el momento de poner fin a una relación de pareja?
Los motivos para cada uno variarán, pero en realidad no importan, porque lo único que importa eres tú.
Tú decidirás si lo que quieres o lo que es bueno para ti.
Yo podría simplificarlo diciendo que en el momento mismo que te lo has planteado, ya es probablemente el momento para dejarlo.
Si te sientes asfixiado/a, si descubres que estás mejor, más contento/a, más feliz, más tranquilo/a sin esa persona que cuando estás con ella, si la alegría, la atracción, sea lo que sea que sentías por esa persona, si esa emoción no se ha convertido en sentimiento, en amor, o bien era amor y ha pasado a ser simplemente cariño, creo que todos lo tenemos más claro.
- ¿Cómo te ves dentro de 6 meses?
- ¿Y de un año?
- ¿Y de dos?
- ¿Y de cinco?
- ¿Y de diez?
- ¿Está esa persona presente?
- ¿Está la relación que tenéis ahora presente también?
Se que al leer esto, es posible que penséis: «un momento, yo estaba esperando respuestas, no más preguntas».
Voy a compartir con vosotros/as una máxima personal:
«Si sea lo que sea lo que te estás planteando hacer, el único motivo por el que no lo estás haciendo es el miedo… Adelante, ¡házlo!».
Ya encontrarás la manera, seguro que lo harás, sólo necesitas la determinación de hacerlo, el resto irá viniendo, según vaya siendo el momento y se presente la necesidad.
Cosas que ya os puedo adelantar…
Echarás de menos a esa persona, sentirás que la necesitas, que no puedes vivir sin ella, que todo lo que te espera, de ahí en adelante, es sombrío y aterrador, pensarás en ella, puede que de un modo obsesivo incluso, su nombre vendrá a ti, como un mantra, como un pensamiento intrusivo e incontrolable, recordarás cada frase que te tocó el corazón, cada momento excepcional que vivisteis, viajes, regalos, sorpresas, macarrones con chorizo que al levantar la vista y verle a él o a ella hacían que supieran a manjar de dioses, sólo porque él o ella estaban allí.
Todo eso ocurrirá, y del mismo modo, pasará.
Toda emoción crece, mucho o poco, asciende en su intensidad, permanece, más o menos tiempo, y del mismo modo que una ola, aunque sea un tsunami, desciende y desaparece.
Tener siempre esto en cuenta, es como funciona, sabiendo que es así, no sólo puedes anticiparlo o «predecirlo», sino saber que pasará y que podrás activar todos los recursos a tu alcance para hacer que el proceso sea natural, no traumático, y evolucione.
Muchas veces, el sentimiento permanece, eso significa que has querido y quieres a esa persona, que fue, y puede que sea, importante para ti, en tu historia, en tu vida, no que no puedas vivir sin ella ni que hayas «tomado una mala decisión».
Dicho todo esto, os puedo decir con toda claridad que, si no estáis preparados para poner punto y final a esa relación, aunque os obliguéis a hacerlo (por motivos propios o ajenos), no funcionará, volveréis, porque, hasta que no es tu momento, no es el momento.
¿Cómo hacer que llegue tu momento?
Pon en orden tus pensamientos, tus sentimientos, tus emociones, tus planes de futuro, y distingue entre: lo que quiero, lo que es bueno para mí, y lo que voy a hacer.
Sea cual sea el resultado de ese análisis, tu decisión será consciente y consecuente, podrás vivir con ella, tendrá sentido para ti, podrás mantenerla en el tiempo, claro que te tendrás que repetir a ti mismo/a el análisis y que te surgirán dudas, pero entonces, y sólo entonces, estarás en el camino.
Para mí, el amor ni se crea ni se destruye, sólo se transforma, como la energía (me encanta cómo lo describe Jorge Drexler en su canción: Todo se transforma).
La capacidad de amar, de sentir, es tuya y sólo tuya, nadie puede quitártela, está ahí, en ti, ni si quiera depende de la persona que tengas delante o a tu lado. Está ahí, en ti.
Una canción más: Where does the good go? (¡Gracias Anatomía de Grey!)