Es una emoción natural y necesaria que nos previene contra posibles daños.
Pero que sintamos miedo no significa que tengamos que vivir nuestra vida como cactus: aislados de nuestro entorno, siempre protegiéndonos, siempre con las defensas puestas, y cogiendo lo mínimo e indispensable para sobrevivir y que no nos dañen.
Si hacemos eso, si vivimos como cactus, estamos dejando que el miedo tome el control, dejamos que el miedo tome las decisiones por nosotros, que sea nuestro guía.
El miedo es un aviso, es parte de nuestro sistema de alarma, pero no es el «extintor».
El miedo nos protege, nos pone limites para que no hagamos algo «peligroso».
«El miedo es nuestro amigo, pero no nuestro guía».
¿Tienes miedo?
¡Bienvenido/al club!
Ahora bien, ¿qué vas a hacer con él?