La «vida sencilla»

Con placeres sencillos, con detalles sencillos, con pensamientos sencillos, con deseos sencillos, con personas sencillas…

Un desayuno que se alarga y extiende, sin prisas, sólo con buena conversación y risas compartidas.

Un paseo por la naturaleza, un baño en un lago, tranquilo, observando los árboles, el color de las hojas, respirando ese aire puro, limpio, deleitándote en los colores, del agua, del cielo, de la arena.

Los reencuentros con amigos, las risas al recordar viejas historias vividas y compartidas.

Sentarte en el salón, observar sus detalles, recrearte en el color de las paredes, en los cuadros que tienes colgados, en las fotos que llenan los espacios con los grandes y pequeños momentos vividos, recordando los mil y un movimientos de muebles que has hecho, el significado de cada uno de los libros y de las cosas que tienes en las estanterías, las plantas que viven y crecen alrededor.

Ir a coger el autobús, sin prisa, disfrutando el paseo.

Tomarte un té o un café, saboreándolo, dejando que su calor y sus sabores te reconforten.

Ver viejas fotos, repasar los detalles de tu vida, las personas que ha habido y hay en ella.

Sentir esa paz, esa tranquilidad, esa quietud, resultado de estar en armonía, conectado con el momento presente, abierto a lo que el mundo y la experiencia te tenga reservado, así como agradecido por todo lo vivido, con alegría e ilusión por todo, lo pasado, lo presente y lo futuro.

Viajar viviendo la experiencia, sin prisas ni plannings agotadores, que impliquen ir corriendo de aquí para allá, visitando un monumento, y otro, y otro, y otro más, hasta casi desfallecer, con tus ojos y tu cerebro tan plagados de estímulos que ya casi ni los pueden procesar, con la sensación de urgencia y agobio, de que hay que verlo todo, visitarlo todo, porque sino, no habrás «disfrutado» el viaje, te habrás «perdido algo».

Sin embargo, cuando «vas a la carrera», lo que te estás perdiendo, es la experiencia, «te estás perdiendo tu vida».

Creo que, hoy en día, tenemos la sensación de que si no «acumulamos» experiencias, planes chulos, cosas divertidas, viajes aquí y allá, cenas con amigos, visitas a Ikea, bolsos nuevos, camisas de moda, espectáculos en boga, conciertos irrepetibles, festivales memorables, bla bla bla, estamos «tirando nuestras vidas», se nos está «escapando entre los dedos».

¿Realmente es eso lo que queréis?
¿Es eso lo que os hace felices?

No creáis, la respuesta no es tan sencilla.
Yo misma me paré a pensar en ello hace unas semanas.

¿Habéis tenido alguna vez la sensación de que, efectivamente, «os estáis perdiendo algo»?
¿La sensación de que, tal vez no estáis acabando de «sacarle jugo a la vida»?

Si os ha pasado y habéis optado por «llenar vuestras agendas hasta los topes» de actividades y planes, sabréis, que esa, no siempre es la respuesta.
Ya que no se trata tanto de «cuántas cosas vives», sino de «cómo las vives» y de «con quién las vives y compartes».

Me encanta hacer fotografías, ¿sabéis por qué?

Porque en ese momento, en ese preciso momento, paro y capturo el momento, ese momento, con todos su detalles, con sus olores, con sus colores, con su sencillez y complejidad, al mismo tiempo.
Sin afán de hacer una especie de «catálogo» de todo lo que he visto, es el momento lo que me inspira, lo que estoy sintiendo, lo que veo, lo que me despierta en mi interior.

Para mí, esta es la vida sencilla, la que se compone de todos y cada uno de esos pequeños detalles, extraordinarios todos ellos, que según escribo me hacen sonreír, agradecida de haberlos vivido y contenta de poder rememorarlos, de volver a sentirlos, de atesorarlos en mi memoria y en mi experiencia, y que no tienen fin, están ahí, por todas partes, sólo hay que «mirar».

Cada día, por ajetreado que sea, por repleto de obligaciones, responsabilidades y quehaceres que sea, tiene todos esos pequeños detalles, que lo hacen maravilloso.
Un niño que sonríe jugando, mientras tú vas corre que te corre a hacer la compra…

No te lo pierdas, sólo para, para un momento, unos segundos, observa la escena, atrápala, sonríe tu también, guárdala con cariño, en el recuerdo de «eso» que ha sido hoy, tu día.

La vida está llena hasta los topes de cosas absolutamente extraordinarias, y la mayoría de ellas, son muy pequeñas, casi imperceptibles, pero están ahí.
Lo que pasa es que vamos «con tanta prisa», que nos pasan totalmente desapercibidas.
Otras veces, son nuestros pensamientos los que nos distraen.
Me explico, andamos pensando en lo siguiente que vamos a hacer, en lo que queremos y no tenemos, en lo que estamos planificando, en lo que está por venir, en lo que anhelamos, en lo que no hemos conseguido, en la lista de la compra,… con el potencial que tiene nuestro cerebro, las temáticas son infinitas, en cualquier caso, «no estamos ahí, estamos en otra parte».

La «vida sencilla» es la más extraordinaria, la más completa, la más llena, y está ahí, al alcance de todos nosotros, sólo tenemos que mirar mejor, con más cuidado, respirar profundamente, hacerla nuestra y disfrutarla.
¡La vida es maravillosa y sencilla!
¡No la compliquéis! ¡Es mucho más fácil ser feliz!

Acerca de Cristina

Psicóloga Colegiada Torrejón de Ardoz
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