A veces, es no hacer nada…
Ya lo decía Confuncio.
Muchas veces sabemos qué pero no sabemos cómo.
Nos desesperamos buscando la manera de hacer o no hacer algo, cuando en realidad la experiencia nos dice que todo «fluye».
Nos devanamos los sesos intentando buscar explicaciones y recetas mágicas, pero en muchas ocasiones no las encontramos, tal vez porque no existan, tal vez porque no están disponibles justo en el momento que las queremos y necesitamos.
El ejemplo que pongo normalmente es el siguiente:
Imagina que alguien importante para ti enferma de repente y necesita que le lleves al hospital.
Bajas a la calle o al garaje a coger el coche y descubres que hay un neumático pinchado…
¿Qué haces?
Las respuestas suelen ser: llamar a un taxi, a una ambulancia, pedir ayuda a un vecino, coger otro coche, etc.
A nadie se le ocurre contestar: pasarme 20 minutos preguntándome: ¿por qué demonios está la rueda pinchada?
Y es que, aunque nos suele parecer lo contrario, no necesitamos saber el por qué de las cosas para actuar y hacer lo que queremos hacer.
Un añadido al ejemplo es:
Teniendo en cuenta toda la situación anterior, ahora imagina que tú también estuvieras enfermo/a y te encontraras realmente mal.
Entonces, ¿llevarías igualmente a esa persona que lo necesita al hospital?
La respuesta suele ser un rotundo SI.
Tal vez os parezca de perogrullo, pero ¿sabéis qué significa eso?
Que cuando quieres hacer algo, algo que además puede ser prioritario para ti, no importan las circunstancias, lo haces, aunque te cueste muchísimo y lleve su tiempo, pero lo haces.
No se vosotros/as, pero yo saco tres conclusiones añadidas:
- Confía en ti, puedes hacerlo con todas las garantías, porque aunque no sepas explicar qué o cómo, vas a conseguir todo lo que te propongas.
- El amor es lo que nos mueve en la vida, es nuestra principal motivación, amor a nosotros/as mismos/as y a los demás (aunque a veces puedan entrar en conflicto, al menos, aparentemente).
De ahí eso de «si escuchas a tu corazón, no te equivocarás». - Y por último, dos frases que se pueden atribuir a lo que los psicólogos llamamos «pensamiento mágico», pero que yo creo que son absolutas realidades:
- «La suerte favorece a las mentes preparadas»: en este caso, si estás en la búsqueda de algo (activamente o sólo estando receptivo/a a ello) y movilizando todos los recursos a tu alcance (el principal es la actitud), las respuestas llegarán, más tarde o más temprano.
- «El universo conspira a tu favor, sólo está esperando que pidas»: pedir, no exigir. Por supuesto que puede llegar en un momento inoportuno o inadecuado, pero llegará, lo que tú hagas con ello, sólo depende de ti. Pero lo que está claro es que tienes motivos más que de sobra para tener fe y mantener la esperanza.
Deepak Chopra en su libro «Sincrodestino» lo explica maravillosamente bien.
Explica cómo cuando estamos «alineados» con nosotros/as mismos/as y con el universo, con la energía y la fuerza que nos une a todos/as y a todo, las oportunidades llegan, se muestran ante nosotros/as, en el momento preciso en el que estamos preparados/as para que lleguen, esto es, cuando estamos preparados/as para reconocerlas, cuando estamos receptivos/as a «las señales».
Dicho todo esto, sentaros cómodamente a disfrutar del maravilloso regalo que es la vida, no forcéis las cosas, dejar que fluyan, paso a paso, iréis encontrando las respuestas que realmente necesitéis y las piezas irán encajando, las cosas se irán dando en un orden casi perfecto, en el que todo tendrá sentido, en su momento, y os sentiréis completos/as y agradecidos/as por haber encontrado lo que al final es el objetivo de todo ser humano: «la felicidad» (un camino para muchos/as y no un resultado concreto, ni una respuesta concreta).