Que puedes hacer a otra persona es tu tiempo.
No hay prórrogas, no hay segundas oportunidades, no hay formas de «extenderlo».
El tiempo con el que venimos a este mundo es limitado, precisamente por eso, es el regalo más preciado que puedes hacerle a otra persona.
Nuestro tiempo no vuelve, no lo recuperamos.
Inviértelo, no lo gastes, no lo despilfarres, no lo pierdas.
Con quién lo invertimos, a quién se lo regalamos y cómo lo disfrutamos, haciendo que cada segundo cuente es además el regalo que nos hacemos a nosotros/as mismos/as.
Comparte tu tiempo, es extraordinario.