El principio de «la Navaja de Ockham» viene a decir que:
«a igualdad de condiciones, la explicación más sencilla tiende a ser la correcta«.
Entonces… ¿qué hacemos retorciendo las palabras, las ideas y la realidad?
En el camino de «tratar de entender», nos perdemos en «encontrar» lo que no se ha perdido.
Como os decía con respecto a las dudas, la mayoría de veces lo que realmente pasa es que nos falta información, no que tengamos un «rasgo de personalidad despiadado» y que nos está haciendo la vida imposible: la indecisión.
A veces, nuestro entendimiento y forma de ver las cosas no llegan a captar toda la complejidad de una realidad, eso no significa que sea distinta de como realmente es, sólo que nos estamos devanando los sesos en tratar de entenderlo, y buscamos sin descanso una respuesta, que parece que no llega.
El tercer pie puede ser, precisamente, el que «nos inventamos» para tratar de seguir de pie.
No es necesariamente que estemos eligiendo complicarnos la vida, ni darle vueltas a lo mismo, una y otra vez, por el «vicio» de hacerlo, tal vez ese pie que estamos buscando es el que creemos que tiene la clave para que todo cobre sentido.
Sin embargo, como ocurre en no pocas ocasiones, ese ejercicio que estamos haciendo nos puede llevar justo a donde no queremos ir.
Cuando buscamos, y de hecho parece que encontramos, una explicación nueva, integradora y reveladora, creemos haber dado por fin con la forma de gestionar nuestra angustia, nuestra incertidumbre, y eso nos alivia, aunque la explicación no tenga ningún sentido, por lógica que pueda parecer.
En ocasiones, sentir angustia, como puede ser sentir incertidumbre o frustración, es justo lo que tenemos que sentir y por mucho que busquemos o nos «inventemos», no vamos a encontrar ese tercer pie.
Como decíamos al comienzo: «a igualdad de condiciones, la explicación más sencilla tiende a ser la correcta«.
Hay ciertas cosas que hemos venido a aprender, en esta vida…
Una de ella es a tener paciencia, otra, a gestionar y tolerar la incertidumbre.
La vida conlleva estas emociones, por mucho que no nos gusten, por mucho que tratemos de controlarlo todo, no podemos, no lo conseguimos.
Si te has «pillado» a ti mismo buscando «tres pies al gato», no significa más que que estás tratando de comprender y aceptar lo que sea que está pasando en tu vida y que no consigues entender.
Comprensión y cariño, cariño y comprensión.
Una vez más: «a igualdad de condiciones, la explicación más sencilla tiende a ser la correcta«.
Y eso que no conseguimos «encajar», no tiene que ser necesariamente malo…
Cuando algo, decimos, «es demasiado bueno para ser verdad» nuestra incredulidad parece estar ganando la partida, tratando de encontrar la razón «de peso y objetiva» por la que, efectivamente, éso demasiado bueno, no es verdad.
Podría parecer que nos estamos tratando de «sabotear a nosotros mismos», pero lo cierto es que sólo estamos tratando de entender.
Nos resulta excesivamente fácil, a veces, pensar mal de nosotros mismos, no digamos ya de los demás.
¿Por qué íbamos a querer «aguarnos la fiesta»?
Yo, personalmente, no creo que sea la «pulsión de muerte» a la que se refería Freud.
Creo más bien que responde a nuestra necesidad de comprender qué pasa y por qué pasa, que tal vez no solucione ni cambie nada de nuestra realidad, pero nos da un esquema posible de qué va a pasar a continuación, nos ayuda a «organizar las cosas en nuestra cabeza» y, así, poder seguir adelante. No es un capricho.
Parece que todo gira en torno a lo mismo, ¿verdad?
Y, en cierto modo, así es.
Todos necesitamos tener «cierto control» sobre nuestras vidas.
La filosofía del Mindfulness hace hincapié en el vivir el aquí y el ahora, disfrutar el momento, y no puedo estar más de acuerdo, pero, sinceramente, cómo vamos a conseguirlo, cómo vamos a disfrutar el aquí y el ahora si estamos angustiados por lo que vendrá a continuación, ya que ni siquiera podemos entender qué pasa, aquí y ahora.
Cuando nos quedamos estancados, bloqueados, es el momento de buscar nuevas respuestas, de abrir nuestra mente, de probar, de intentarlo, una y otra vez, todas las veces que haga falta.
¡No te rindas! ¡Sigue buscando!