Cuando ponemos orden en nuestras cosas sentimos una especie de satisfacción, de tranquilidad, de quietud, de orden, por supuesto, que nos calma, nos complace.
¿Por qué será?
Podríamos hablar mucho al respecto…
Yo he empezado a leerme el libro del que tanto estoy oyendo hablar: «La magia del orden» – Marie Kondo, y os aseguro que ella lo explica con auténtica pasión, y si veis alguno de sus vídeos, no se vosotros, yo la veo realmente feliz cada vez que dobla una camiseta.
Decir que en ese orden nos resulta más sencillo desenvolvernos en nuestro día a día, nos facilita las cosas en definitiva, supongo que es algo que todas tenemos claro.
También la paz que da el saber que tenemos «nuestros asuntos en orden», por decirlo así, y de ese modo poder centrar nuestras energías en otras actividades que tengan sentido para nosotras y nos aporten toda clase de cosas, según nuestros gustos y preferencias.
Cuando miramos a una habitación o a un armario que está ordenado sentimos algo similar al gusto que sentimos al acabar un puzzle o un sudoku, esa sensación de plenitud, de orden, de sentido.
Otra cosa es que queramos hacer la inversión de tiempo y esfuerzo que requiere esta tarea que se presenta «faraónica».
Y es que por muy buenos motivos o razones que encontremos para hacer algo, cuando es nuestro momento para hacer algo, lo es, y cuando no lo es, por mucho que nos obcequemos, no lo es.
Yo tengo claro que es mi momento de «poner orden», ya que metida en tarea desde hace varias semanas, distinta información va llegando a mi al respecto, como este libro, para ayudarme en mi propósito, así que claramente, es mi momento 😉
La clave es la motivación, siempre es la motivación.
Nuestra motivación mueve montañas, sin ella, las montañas se quedan en su sitio, es así de sencillo.
Yo, por ejemplo, encuentro motivación en pensar que de este modo hago sitio para todo lo nuevo que vaya a venir y al mismo tiempo redescubro cosas que ya tenía y que, unas comienzo a usar por fin, y otras que no voy a usar, puedo darles un nuevo uso, para mí o para otros.
Y es en este punto en el que quiero haceros hincapié, aportar algo más de «sentido», ya que soy una firme defensora del reciclaje y creyente de la «segunda vida» de las cosas para otros.
«Nada se pierde, todo se transforma», ya lo decía Jorge Drexler.
Así que aquí comparto con todas vosotras algunas iniciativas que he conocido buscando esa manera de dar una segunda vida, un segundo uso, a cosas de las que ya he disfrutado y que me gustaría compartir dándoles un «nuevo sentido»:
Reciclaje de Ropa:
H&M por cada bolsa de ropa usada os da un vale de 5€ para gastar en su tienda:
https://www.hm.com/mx/inspiration/ladies/bring-it-on
Percentil te envía una bolsa a tu casa para que la llenes con ropa, tasa tus prendas y te compra las que le interesan, y las que no, te da opción de donarlas a ong’s:
https://percentil.com/
Móviles que ya no utilizas y que no has podido vender:
https://www.oxfamintermon.org/es/que-puedes-hacer-tu/donativos-socios/haz-un-donativo/movil-recicla
https://www.es.amnesty.org/actua/recicla-tu-movil/
En ambos casos, puedes enviarlos gratuitamente a través de Correos.
Libros: si ya habéis colaborado con la biblioteca de vuestro barrio o ciudad y otras entidades, pero seguís teniendo libros con los que no sabéis qué hacer, aquí tenéis una opción fantástica que acepta todo tipo de libros, los que sean:
http://www.tuuulibreria.org/
Comparto una idea con la autora del libro:
«La felicidad de vivir rodeada de cosas que me hacen feliz».
Y yo añado:
«Sabiendo que las cosas que una vez disfruté y cumplieron una función para mí, que me hicieron feliz, y de las que he decidido prescindir ahora, van a cumplir una importante función para otros, lo que me hace aún más feliz».
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