Ser soltera y no morir en el intento

La vida inesperada son tres palabras que definen muy bien la vida de una mujer soltera en nuestros días.

SolteraDemográficamente, no nos encontrábamos en esta situación desde las mujeres de 1930, que habían nacido en torno al año 1900, tras la Primera Guerra Mundial y el crack del 29.

La sensación que me deja esta hecho, al escribirlo, es la misma que cuando lo leí por primera vez (y tuve que hacerlo unas tres veces porque me costaba procesarlo), tristeza y sorpresa, todo a la vez.

No se queda ahí la cosa… Las estadísticas muestran que 1 de cada 5 mujeres llega a la menopausia sin haber tenido hijos y sin pareja.

Otro estudio muestra que ser soltera, en comparación con estar casada, cuesta entre unos 484.368$ a 1.022.096$ adicionales a lo largo de tu vida (en las conclusiones del estudio los autores decían que estas cifras tenían que ser revisadas… creo que ni ellos podían creérselo). Pero lo cierto es que si eres soltera, vives sola, pagas tu alquiler o hipoteca, tus recibos, y montones de comida que realmente no necesitas (y estás hasta el moño de tirar), seguramente estas cifras no te sorprenden… Eso por no hablar de si viajas sola o necesitas ayuda extra por el motivo que sea… ¡Prepara el bolsillo, amiga!

La imagen que «aparentemente» proyectan las mujeres solteras, tiene mucho más que ver con la ficción a lo «Sexo en Nueva York», que con la realidad.

Todo el día de compras (en tiendas de marca, por supuesto), cocktails y una agenda a rebosar, y por supuesto, se da por hecho que una mujer soltera ha «elegido» su situación (por ende… ¡ni se te ocurra quejarte!), es exigente, egoísta, caprichosa, intransigente, adicta al trabajo y se encuentra en una especie de rapto de lujuria y desenfreno… Se lo que estáis pensando cuando leéis esto… ¡Ojala!

La realidad es bien distinta.

Apuros a final de mes, libros de cocina con recetas maravillosas que no tienes con quien compartir, abrazos y amor sin destinatario (¡pobres sobrinos/as!), camas con una mitad helada (más en esta época del año), momentos sin compartir, soledad, y momentos en los que enfermas y tal vez tu única opción sea llamar a emergencias… Lo peor de todo… La incomprensión que reciben estás mujeres que anhelan enamorarse, encontrar un/a compañero/a y formar una familia, incluya perros/as, gatos/as y/o hijos/as o los miembros que sea.

En esta entrada hablo de las mujeres, porque ahora mismo, en los tiempos que vivimos, en el caso de los hombres, las tornas han cambiado. El prestigio social corresponde al hombre soltero, al hombre casado o en pareja se le ve como un calzonazos… ¡»Te han atrapado amigo»!

En mi consulta lo veo a diario, hombres que buscan pareja y que me aseguran que no pueden hablarlo con sus amigos, porque está «mal visto».

Ellos luchan su propia «batalla» con la incomprensión, no me olvido de ellos.

Ser soltera tiene multitud de cosas maravillosas, y si además vives sola, tienes la maravillosa oportunidad de conocerte a ti misma en todas tus facetas, desde cómo reaccionas cuando se te cae un cuadro encima hasta descubrir que puedes tener un ataque de risa incontrolable, sin necesidad de interlocutor alguno.

Con este artículo persigo dos objetivos fundamentales.

Uno, decirle a las mujeres que están solteras, y lo han estado por un largo tiempo, que antes de pensar que son raras, excéntricas, patitos feos o que nadie las quiere ni las querrá porque deben estar haciéndolo terriblemente mal, que las circunstancias ahora mismo, son las que son, y juegan un papel más importante de lo que querríamos creer, porque eso en parte significa que no tenemos tanto «control» sobre nuestra situación como nos gustaría. Este no es un argumento a favor de la resignación, sino a favor de recalcular expectativas.

Dos, aumentar la comprensión y favorecer la apertura de nuestras mentes respecto a que las cosas, en este tema en concreto, no siempre son lo que parecen. A nivel cognitivo y emocional, nos resulta más fácil «procesar» que estas mujeres están en esta situación por su propia decisión, del mismo modo, tienen absoluto control sobre ella y pueden cambiarla cuando deseen pero, como bien sabemos, la escala de grises es muy amplia, y las razones para que una mujer este soltera son más numerosas e «incontrolables» de lo que podemos imaginar.

¿Qué hacer entonces si estás soltera y no es por elección?

Puedes bucear en Internet y suscribirte a alguno de los portales para conocer a gente, puedes ir también a quedadas de singles e incluso pedir a tus amigos/as que te presenten a alguien. Conozco a gente que le ha dado muy buenos resultados.

Si ya has probado estas opciones, tanto si crees que van contigo como si te sientes un perro verde haciéndolo, lo mejor que puedes hacer es «entregarte» a la relación más importante que tendrás en tu vida… ¡Contigo misma!

Enamórate de ti misma, cuídate, mímate.

Y junto con todo eso, vive con los ojos bien abiertos, hay personas maravillosas a tu lado, en el metro, en el trabajo, en tu vecindario, en el bar al que vas a tomar café, en la tienda donde compras,… en todas partes, sonríe, regala tu amor. Siempre hay personas para las que cocinar, personas a las que amar, personas con las que viajar, personas a las que hacer reír y sonreír.

Si fueras al casino no jugarías todas tus fichas a una sola carta. ¿Por qué hacerlo en tu vida?

Vivir una vida repleta de amor no requiere una pareja, necesita de una persona dispuesta a entregar su amor y que esté abierta a recibirlo. Porque cada persona que te cruzas en tu día a día, te da un pedacito de su amor, es sólo que, como no lleva la forma de una entrega para siempre, con su tarjeta con forma de corazón en San Valentín y su/s anillo/s correspondiente/s y toda la parafernalia, nos cuesta reconocer que es amor, pero lo es, y del bueno.

¿Os pongo un ejemplo?

El otro día iba en el metro sonriendo de felicidad y orgullo, viendo un vídeo de cómo mi sobrino empieza a comer él solito, mire a mi alrededor y ví esas caras de póquer-acelga que solemos «ponernos» en el metro, mirando a ninguna parte y a todas a la vez, procurando que nuestra mirada no se cruce con la de otro ser humano. Y entonces pensé que eso que estaba viviendo yo, en ese momento, era precioso y quería compartirlo para dar un poquito de esa felicidad a un/a desconocido/a. Miré a la señora que tenía a mi lado y le mostré el vídeo, le expliqué que era mi sobrino de 20 meses que empieza a comer él solito, la señora sorprendida sonrió al instante, charlamos durante un par de paradas, y entonces ya había llegado a mi destino, me despedí de la señora y le desee un buen viaje y una buena noche, la señora me dió las gracias, me deseó lo mismo, y siguió su viaje, sonriendo.

¡Amor! ¡Amor por todas partes!

¿Vas a esperar a que llegue a ti o vas a iniciar tu la cadena?

Ya sabes… si parpadeas, te lo pierdes… jajajaja (Ya se que esta frase es de otro contexto, pero viene al pelo ;o)

Acerca de Cristina

Psicóloga Colegiada Torrejón de Ardoz
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