Definitivamente, la vida es inesperada…
A veces, la vida te sorprende, y resulta que te tiene preparado «algo para ti» con lo que no contabas.
Incluso después de mucho tiempo, y pensando que las cosas están yendo a «peor», la vida de repente te sorprende y da un giro, te hace un regalo…
Y entonces, lo que toca es… ¡Celebrarlo, por todo lo alto!
Hoy voy a compartir algo personal, porque estoy tan contenta que no se de qué otra cosa hablaros.
Después de algo más de 9 años tomando una medicación y sufriendo sus efectos secundarios, y de unos meses con otras complicaciones de salud, que me han tenido un poco en «modo acelga» últimamente, hoy me han dado la gran noticia:
¡Puedo dejar la medicación, porque estoy «bien»!
(No hay palabra más bonita en el mundo cuando vas a ver al médico, bueno, esa y «normal»).
Así que, efectivamente, «no hay mal que por bien no venga».
Por muy mal que se pongan las cosas, por mucho que cueste «ver la luz al final del túnel», por mucho que podamos llegar a penar y por muy agotados que podamos estar de «luchar», resulta que la vida nos sorprende, y después de todo eso, nos tiene reservado algo mejor, algo con lo que tal vez no pudiéramos ni llegar a soñar.
Ya sabéis: «Si no ha acabado bien, es que aún no es el final».
Así que para todos/as vosotros/as que me estéis leyendo y tal vez tengáis alguna enfermedad o estéis convalecientes, recuperándoos de alguna dolencia, u os acaben de diagnosticar alguna enfermedad o trastorno, o tengáis a algún familiar enfermo o en proceso de recuperación, os digo:
La ilusión, la esperanza, el apoyo, el amor, la determinación, la perseverancia, el optimismo y las ganas de vivir y de seguir luchando, son la mejor medicina que podáis imaginar.
¡Tomaros unas cuantas cajas y empezar a repartir otras cuantas mas!
Os digo más, cada cosa que nos pasa en la vida, es una oportunidad.
Una oportunidad de: crecer, amar, entender, aprender, comprender, ver el «lado bueno» de las cosas, seguir luchando, aprender a disfrutar y disfrutar, maravillarnos con el universo y con nosotros/as mismos/as, sonreír, llorar, hacernos más fuertes, ayudar a los demás y ayudarnos, florecer,… ¡Vivir con plenitud!