El tormento de Afrodita

Mujer sensual, seductora, que encandila a los hombres, pero no consigue lo que ansía, una pareja que permanezca a su lado.

Y es que por muy «experta» que sea Afrodita en las artes de la seducción, su estrategia la aleja de lo que anhela.

A todos/as nos puede pasar…
La forma en la que hacemos las cosas es a veces la que precisamente nos aleja cada vez más de conseguir esas mismas cosas.

Por ejemplo: si estoy triste, no me apetece hablar ni quiero que me pregunten… Pero estoy con más gente, así que me muestro distante, distraída, ausente, preocupada, apartada, esperando que no me pregunten y que así «me dejen a lo mío»… Pero lo cierto es que, si le importo a las personas con las que estoy, me van a preguntar, y cuanto más reacia me muestre a contestar, más me preguntarán, más se interesarán e incluso más se preocuparán…
De ese modo, con mi actitud, con mi comportamiento, consigo justo lo contrario a lo que yo deseaba: ¡que me dejaran en paz!

Afrodita sabe muy bien como despertar el interés en un hombre, sabe cómo «mantener la tensión», es experta en eso del «tira y afloja», alimentar la expectación y por ende la motivación.

La «promesa» de lo que puede llegar a ser enciende e inflama la imaginación y el deseo del hombre que sólo puede pensar en «conquistar» a Afrodita.

¿Cuál es el problema entonces?

Pues el problema es que los hombres interesados en superar esta especie de Olimpiadas de «Asterix y las 12 pruebas», de llevar a cabo los «trabajo Hercúleos» (como una amiga me dijo en una ocasión), se ven motivados por «la conquista», por «la caza», podríamos decir que no por «la presa» en sí misma.

De este modo, una vez «conseguida», pierden todo el interés.
Se acabó el juego.

Afrodita es capaz de tener a toda una cohorte de hombres babeando por ella, hombres que la cortejarán y perseguirán de todas las maneras imaginables, pero no encuentra el compañero que ansia.
Y es que, como os adelantaba más arriba, su «estrategia» le garantiza un «cazador» no un compañero.

Por supuesto que un hombre va a querer conquistarte.
Pero un hombre que busque una compañera y no un trofeo interpretará que en todo ese «juego» Afrodita no tiene verdadero interés en él y que se está comportando como «la reina de Saba» a la que hay que conquistar, no como la compañera que está buscando.
Ya que en este camino, Afrodita se muestra inalcanzable generando una expectativa desproporcionada.

La motivación aumenta cuando el reto es «conseguible», si se percibe como inalcanzable entra en la categoría de «imposible», con lo cual la motivación desaparecerá ya que la frustración estará garantizada.

La expectativa de «éxito» nos anima a seguir perseverando.
La expectativa de «fracaso» nos anima a ceder en nuestro empeño.

Sin embargo, en numerosas ocasiones, Afrodita llega a la conclusión de que «no es suficiente», que no vale, que tiene que esforzarse más, reforzando su estrategia inicial y «poniendo las cosas aún más difíciles».
Más aún, Afrodita llega a la conclusión de que los hombres no son de fiar, que «son todos iguales» y que nunca llegará a conseguir la estabilidad, amor, cuidado y protección que busca en un hombre.
Animándola en cierto modo a seguir «castigando» a los hombres y alejándola de este modo cada vez más de lo que sueña y desea.
Amando y odiando lo mismo a la vez.

Este es, en definitiva, el «tormento de Afrodita».

Si tú también crees que la forma en la que haces las cosas te está llevando justo a donde no quieres ir y a conseguir justo lo que no quieres, ha llegado el momento de aprender a hacer las cosas de forma diferente… ¿Quieres saber cómo?

Acerca de Cristina

Psicóloga Colegiada Torrejón de Ardoz
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