Frase de abuela que me dijeron este fin de semana y que es una de esas «verdades como templos«.
A veces nos lamentamos por lo que «perdemos», y no nos damos cuenta de lo afortunados que somos por haber tenido el privilegio de haberlo disfrutado.
Porque si no hubiera existido en nuestras vidas, ni si quiera podríamos alcanzar a imaginar la felicidad y la dicha que hemos sentido, haya sido por poco tiempo o por mucho.
Es como no adoptar un perro, porque en el algún momento se morirá.
Es como vivir sin hacer ciertas cosas, porque tenemos miedo.
«Quien no viene, no se tiene que ir».