Suelo poner el mismo ejemplo en las consultas porque me parece muy ilustrativo.
Dolor:
Dolor es lo que sientes cuando te rompes un brazo, te pillas la mano con una puerta o te golpeas la cabeza.
A nivel emocional, el dolor que sientes: por haber perdido a un/a amigo/a, un trabajo, una expectativa de algo que podía haber sido pero que no llegará a ser, etc.
Sufrimiento:
Sufrimiento es lo que sientes como consecuencia de todo el procesamiento catastrofista que hacemos al respecto: «como me he roto el brazo, no podré conducir, no voy a poder ir al trabajo, me descontarán un montón de dinero y tendre problemas con mi jefe/a y mi pareja me dirá que he sido un/a irresponsable, y además no podré ir a recoger a los niños,…» Y así hasta el infinito…
A nivel emocional: «soy un/a estúpido/a por no haber evitado el tropiezo que me hizo caer, no tengo remedio, todo lo hago mal, ahora mi pareja me dejará y mi jefe/a me despedirá,…» E igualmente podemos seguir…
En la Terapia de Aceptación y Compromiso se diferencian el Dolor y el Sufrimiento, llamándolos precisamente «Dolor Limpio» y «Dolor Sucio«, respectivamente.
Este es el motivo por el que en la página de inicio de esta web elegí la frase de Russ Harris «Deja de sufrir, comienza a vivir».
Porque el dolor nos permite saber que, por ejemplo en el caso del brazo roto, tenemos una lesión y lo más aconsejable es ir al médico para que nos lo cure. Si nos rompiéramos el brazo y no nos doliera, no iríamos al médico, ni guardaríamos reposo, y la consecuencia podría llegar a ser una lesión tan profunda que nos supusiera una incapacidad permanente, con todas las consecuencias que eso podría llegar a tener… eso si, sin dolor.
Por contra, mientras que el dolor es una señal de alarma (como la fiebre), de que algo no anda bien, que nos da la oportunidad de tomar medidas y buscar soluciones, el sufrimiento ahonda en el dolor, lo profundiza, lo extiende en el tiempo, y eso es precisamente, en este caso, lo que nos incapacita, nos paraliza, nos bloquea, la percepción de que es inabarcable, inaccesible, pero no nos aporta nada útil ni práctico que podamos hacer con ello.
La próxima vez que sientas dolor, recuerda… ¿Realmente no quieres sentirlo?
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