Esta frase la escuché hace poco en una serie.
La serie está ambientada en los años 80, pero la frase, 30 años después, sigue vigente.
Vivimos una época en la que nos planteamos cómo seguir siendo mujeres independientes, libres y modernas, y al mismo tiempo encontrar el amor, enamorarnos.
No pocas veces se nos castiga por ser fuertes. No pocas veces confundimos ser mujer (o femenina) con reivindicarnos.
Encontrar el equilibrio sin duda es difícil, pero en esta entrada sobre lo que quiero reflexionar es sobre cuantas veces pretendemos ser quien no somos para que nos amen.
En algunos libros he leído que en las primeras citas el hombre trata de «evaluar» si va a poder hacerte feliz y si va a poder cuidar de ti.
Esto implicaría, por ejemplo, que si él se presenta a la cita con unas deportivas y tu con un Louis Vuitton, saldrá despavorido… Tienes gustos «demasiado caros» y él no podrá complacerte, así que pies para que os quiero…
Pero lo cierto es, que como mujeres luchadoras y trabajadoras que somos, ya cuidamos de nosotras mismas, ¿verdad? Así que a nosotras ni se nos pasa por la cabeza que eso pueda ser un problema.
Lo que si pensamos es que si un hombre se siente «amenazado» por nuestro éxito, no nos interesa.
¿Habéis oído la frase, dicha por una mujer, «los hombres se sienten intimidados por mí»?
Seguro que habéis oído esa frase unas cuantas veces… Igual incluso la habéis pronunciado vosotras mismas.
Pero, ¿qué hay detrás de eso?
Las dos frases indicadas más arriba no son ni más ni menos que valoraciones/interpretaciones que hacemos nosotras mismas que, en cierto modo, nos vienen bien, porque nos dejan en un «buen lugar» y a ellos en un «mal lugar», nosotras por desarrolladas y evolucionadas y a ellos por carcas, retrógrados e incluso machistas. Pero digo que sólo en cierto modo porque también nos limitan muchos nuestras opciones, nos dan una imagen totalmente negativa de los hombres y nos llevan al firme convencimiento de que tenemos que «reivindicarnos» en nuestro papel de mujeres fuertes para que nos respeten y puede que incluso a odiar a los hombres solo por su condición de hombres.
Yo más bien te invito a que, en vez de centrarte en qué le haría feliz a ese hombre, te centres en qué te hace feliz a ti, y se lo comuniques, del modo que sea. A fin de cuentas, cualquiera de nosotros (mujeres u hombres) no nos lanzaremos a acometer una «gran empresa» si no tenemos cierta «garantía de éxito», ¿no crees?
A veces, nos «pavoneamos» de nuestros logros, de nuestros éxitos, y no nos damos ni cuenta, y a quién lo recibe, por lo general no le gusta, no importa su sexo. Si bien es cierto que otras veces lo que ocurre es que el hombre que tenemos delante, como decía más arriba, percibe que no podrá hacernos feliz o que no le hacemos un hueco/espacio en nuestras vidas, y desiste en su empeño.
Así que tratamos de ser el clavo que no sobresale, estar en la media, «ser grises», sumisas, de «fácil trato» (¡que no fáciles!)… Y no es sólo que esto no funcione: pretender ser quien no somos, por agradar, complacer, no porque nosotras mismas hayamos decidido ese cambio; sino que muchas veces nos sentimos culpables y nos mortificamos por no haber encontrado ese ansiado AMOR, por ser como somos.
Y espérate, porque esto tal vez cruce nuestra mente, pero además tendremos personas a nuestro alrededor que «amablemente» nos recordarán todas las cosas que hacemos mal, o que deberíamos hacer de otro modo para que otro nos ame.
Siempre explico, respecto a esto, que por mucho que nos pueda llegar a doler, lo cierto es que no hay mala intención en estas palabras. Este tipo de explicaciones, cuando no acusaciones, se basan en una falsa idea de control sobre lo que nos acontece en la vida. Tenemos la falsa creencia de que lo que nos pase (bueno o malo), depende fundamentalmente de nosotros mismos y de lo que hacemos.
De este modo, si no has encontrado a la mujer/al hombre de tu vida es que no has buscado en los lugares indicados, no sales lo suficiente, estás centrada/o en tu trabajo, no te muestras abierta/o, eliges a las personas equivocadas o no lo has intentado lo suficiente.
En un tiempo en el que no somos capaces de predecir los tornados y salvar miles de vidas, aún tenemos la creencia ingenua y errónea de que «hay algo que podemos hacer» para encontrar el amor, de forma inequívoca.
Pero lo cierto es que influyen tantas variables, que es tremendamente difícil (por no decir casi imposible) que sólo teniendo un plan que dependa única y exclusivamente de nosotras/os mismas/os, encontremos el amor y nos sea correspondido.
Así que si, lo habéis acertado, con ser sumisa y dócil no va a ser suficiente. Y yo os pido que reflexionéis sobre esto… Sabiendo que es un plan que no te garantiza «el éxito» (dicho sea de paso que eso de éxito, en todo caso, sería a medias, ya que la otra persona se está enamorando de un «falso tú», y como podéis imaginar, el auténtico saldrá, más tarde o más temprano, el otro se sentirá engañado y tú decepcionada, y la relación muy posiblemente no continúe), ¿quieres ser quien no eres sólo para ver si funciona?
Y una última reflexión, imagínate como afectará a tu autoestima, a tu autoconcepto, a tu relación contigo misma/o en general, que seas alguien que no eres.
Si te gustan los juegos de azar, te recomiendo cualquier otro en el que no «arriesgues» tanto (si es que lo hay…).
Debe estar conectado para enviar un comentario.