Que te apoyan, y a las que, además, admiras, te llevan a cotas de ti mismo/a que no habías ni soñado alcanzar.
Creo firmemente que las personas, con el apoyo necesario, podemos llegar prácticamente a cualquier lugar, podemos conseguirlo prácticamente todo.
Porque nos da seguridad para explorar más allá de los límites, como les pasa a los/as niños/as si tienen un apego seguro.
Tener ese apoyo es como un trampolín, un trampolín que te catapulta, a un sinfín de «piscinas», en los ámbitos más diversos de la vida que puedas imaginar.
Puedes adentrarte en lo más «tenebroso» de la caverna y aunque tengas cierto reparo o miedo en hacerlo, vivirlo con ilusión y genuina confianza.
Las personas que te inspiran te hacen soñar.
Las personas que te inspiran te hacen sentir que todo es posible.
Los límites los pones tú, está claro, pero si te sientes libre, inspirado/a, apoyado/a y seguro/a, habrá muy pocas cosas que realmente supongan un obstáculo.
Cuando encuentres esa inspiración, esa motivación, tu mundo, tu realidad, la forma en que te ves a ti mismo/a, cambiará por completo.
Nada volverá a ser igual.
Y esa inspiración se encuentra en los rincones más insospechados, en los lugares más inesperados, en las personas que menos te imaginas.
Sólo tienes que tener los ojos bien abiertos, porque está ahí, para ti, sólo está esperando a que la descubras.
¡Adelante!